domingo, 21 de septiembre de 2008
Batalla naval de Narvik, Abril de 1940
Entre los grupos navales dispuestos por Alemania para ocupar Noruega y Dinamarca estaba el de Narvik: 10 destructores transportarían hasta la pequeña ciudad noruega, (importante para Alemania porque en invierno salía por allí el mineral de hierro sueco) 2.000 cazadores alpinos austriacos mandados por el general Dietl.
Burlando la vigilancia británica, el grupo naval mandado por el comodoro Bonte penetró en el fiordo de Ofot, donde hundió a dos guardacostas acorazados noruegos que trataron de impedir el desembarco de las tropas alemanas.
Lamentablemente para ellos, los dos petroleros que deberían seguirles y varios mercantes con artillería, municiones y víveres, no alcanzaron su destino y sólo a última hora de la tarde logró cruzar las líneas británicas un petrolero, que proporcionó combustible a los buques. Esto retrasó su salida del fiordo y constituiría su perdición.
En la madrugada del día 10 penetró en el fiordo el capitan británico Warburton-Lee, con cinco destructores, pretendiendo sorprender a los alemanes en Narvik. El comodoro Bonte tomó la precaución de mandar a la mitad de su flotilla a patrullar a unas 15 millas de la ciudad, pero en la oscuridad de la noche, en medio de un fuerte temporal de viento y nieve, el capitán británico logró conducir sus buques hasta el puerto de Narvik.
A las 5,30 atacaron los británicos a los cinco destructores anclados, alcanzando mortalmente a dos de ellos con torpedos, y a los restantes con fuego de cañón y ametralladora. En el primer choque murió el Comodoro Bonte. Tres veces repitió su ataque Warburton-Lee, hasta que dejó otros dos destructores fuera de servicio y media docena de mercantes hundidos. El puerto era un infierno de explosiones fuego y humo.
No contaba el capitán británico con otros destructores alemanes en el fiordo, pero éstos quedaron alertados ante el fragor de la batalla lejana y las llamadas de auxilio que les llegaron desde el puerto. A las 6,30, 3 buques alemanes avistaron a los ingleses en retirada y se trabó combate al cañón. Pidieron auxilio los británicos, escasos de municiones y faltos de torpedos, pero en vez de buques amigos les aparecieron de frente los otros dos destructores alemanes.
Siguió un combate rápido en el que los destructores británicos se fueron a pique y un tercero resultó muy dañado, aunque pudo retirarse con apoyo de los otros dos buques de la flotilla, que en el choque perdió a su capitán. Los alemanes, que habían gastado mucha munición, les dejaron huir. Grave error: 30 minutos después los británicos hundían el mercante Rauenfels, el único que había logrado entrar en el fiordo con artillería y municiones para Dietl.
Pero los británicos iban a volver. De eso también eran conscientes los alemanes, que sin poder abandonar el fiordo aprestaron su defensa. El día 12 les bombardeó la RAF, que perdió dos aviones. Las tripulaciones de los destructores hundidos formaron un batallón de marina, a las órdenes de Dietl. Salvaron cuantas armas, municiones y mercancías pudieron rescatar de los buques hundidos, repararon los que podían navegar y esperaron la llegada de la Roya] Navy.
Y ésta les envió nada menos que el acorazado Warspite, acompañado por 9 destructores y observación aérea. El día 13, los aviones se apuntaron el primer triunfo: detectaron las emboscadas que los alemanes les preparaban y hundieron un submarino, el U-64, que había ido a echar una mano a sus compatriotas.
Por la tarde, destruyeron los británicos un destructor alemán, que esperaba oculto tras una punta, pues las averías recibidas en días anteriores le impedían navegar. Poco después, los siete destructores alemanes supervivientes, tres de ellos muy renqueantes, se enfrentaron a los británicos en una batalla perdida de antemano. Inmediatamente, los tres buques heridos se van a pique, pero hieren gravemente al británico Cossack, que perdió media tripulación.
Los restantes buques alemanes, aun combaten hasta agotar torpedos y municiones, autohundiéndose después, pero llevándose por delante a otro buque británico...
Terminaba así la batalla naval de Narvik, con 10 destructores alemanes hundidos y con cuatro británicos. 2100 hombres de las tripulaciones formaron parte de las tropas de Dietl, que hubo de resistir hasta el 10 de junio los ataques anglofranceses... Sin el apoyo de los marinos, los alpinos de Dietl hubieran sido barridos y Berlín hubiera perdido Narvik. Los 10 destructores del comodoro Bonte no se hundieron en vano.
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