La guerra de Crimea (1854-56 )surgió de los intentos de Rusia de expandirse hacia el sur a costa del imperio otomano y de la determinación de Gran Bretaña y Francia de evitar dichos intentos. Rusia ocupó las provincias turcas del danubio en julio de 1853; Turquía declaró la guerra en octubre y Gran Bretaña y Francia, el mes de marzo siguiente. Cuando los rusos, amenazados por la intervención austriaca, se retiraron, los ejércitos aliados se centraron en la península de Crimea y en la destrucción de la base naval de Sebastopol, desde la cual Rusia controlaba el mar negro y amenazaba a Estambul.
Las fuerzas anglofrancesas tomaron tierra el 14 de septiembre de 1854, se desplazaron hacia el sur, a Sevastopol, y libraron una gran batalla en el río Alma. Aunque Sebastopol pasó a estar sitiada, gran parte del ejército ruso permaneció en el interior de la península y pudo comunicarse con la ciudad, sitiada de forma incompleta, y amenazar a los sitiadores. Los rusos intentaron atravesar el puerto de abastecimiento británico en Balaklava el 25 de octubre; al día siguiente, una expedición rusa comprobó la verdadera extensión de la parte británica de la línea de asedio.
Aunque reconocían la vulnerabilidad de este flanco, los comandantes aliados Canrobert y Raglan decidieron concentrar sus recursos limitados en un asalto decisivo a la ciudad antes de la llegada del invierno.
Menshikov, el comandante ruso, se encontraba presionado por el zar para que atacase rápidamente, acabase con el asedio y expulsase a los invasores de Crimea. La llegada de refuerzos desde el escenario del Danubio le aportó una notable superioridad en hombres y artillería. Diseñó un golpe decisivo a través de un movimiento de tenazas dirigido a la débil derecha británica. Dos fuerzas convergentes reducirían y tomarían la apenas defendida cumbre de Inkerman, y ocuparían la llanura de Queroneso por detrás de las fuerzas de asedio, al tiempo que los ataques diversión mantendrían ocupados a los franceses. Menshikov confió el mando de la campaña al general Dannenberg, que acababa de llegar con las tropas danubianas.
El ataque ruso comenzó en la madrugada del domingo 5 de noviembre, cuando todavía no había luz. Los 19 000 efectivos de infantería, con artillería de apoyo, mandados por el teniente general Soimonov avanzaron desde Sebastopol hacia el extremo derechho de las líneas británicas en Inkerman. Una segunda fuerza de 16 000 soldados al mando del teniente general Paulov, acompañados por Dannenberg, tenía previsto realizar un avance simultáneo cruzando el río Tchernaya para unirse a las tropas de Soimonov y romper las líneas británicas.
Zuavos franceses al rescate de los británicos.
Sin embargo, las reparaciones del puente de Inkerman y los cambios introducidos por Dannenberg en el programa de Menshikov evitaron la unión de las dos fuerzas, que atacaron consecutivamente en lugar de hacerlo de forma simultánea. Gracias a la oscuridad, la llovizna, la niebla y el terreno, Soimonov logró sorprender totalmente al adversario, pero el comandante de la Segunda División británica, el general de brigada Pennefather, decidió avanzar a los soldados de que iba disponiendo con el fin de reforzar sus pelotones en lugar de retirarse a la llanura para esperar más refuerzos.
El 21 de los Reales Fusileros Escoceses manteniendo la posición ante los rusos.
Esta táctica evitó que la superioridad númerica y armamentística de los rusos ( que habían instalado la artillería en Shell Hill, complementada con dos cañoneros apostados en la bahía ) tuviese su efecto completo.
Ninguno de los bandos era completamente consciente del número de efectivos y de las disposiciones del contrario, ni siquiera cuando la niebla se disipó parcialmente y tuvo lugar una serie de enfrentamientos encarnizados e inconexos en los montes y en los barrancos flanqueados de arbustos al borde de la llanura. Aunque el rifle Minié utilizado por algunos británicos era claramente superior a los mosquetes rusos, el efecto perjudicial de la lluvia nocturna en esos rifles, la escasez de munición y el enfrentamiento de proximidad hicieron que se recurriese básicamente a la bayoneta en la lucha cuerpo a cuerpo.
La guardia de Coldstream realizó 11 cargas a la bayoneta. La resistencia frenética e improvisada de la división de 3000 hombres de Pennefather rompió el avance de Soimonov; el propio general ruso resultó muerto, de manera que la línea británica en Home Ridge continuaba intacta cuando llegó la división de Paulov. Raglan, presente en el campo de batalla, dejó las respuestas locales en manos de comandantes de sectorm pero tomó dos decisiones cruciales: pedir ayuda a los franceses y ordenar a dos cañones de asedio del 18 que se enfrentasen a la artillería enemiga.
Las fuerzas francesas, más numerosas, se enfrentaron a dos ataques de diversión: el primero, una dura salida de la ciudad a la izquierda de la línea de asedio; el segundo, un ataque fingido al sur de la llanura por parte de una fuerza de 22 000 efectivos comandados por el general Gorchakov. La debilidad de la presión de Gorkachov dejó al general francés Bosquet la suficiente confianza para despachar a varios de sus regimientos al norte con el fin de ayudar a los británicos.
En esta segunda fase, cuando los destacamentos que llegaban se lanzaban a la desesperada, la golpeada línea británica abrió un hueco; la confusión y la indisciplina de los comandantes contribuyeron a agravar el problema. Sólo el impacto de los cañones del 18 que debilitó a la artillería enemiga y la llegada de los regimientos de Bosquet ( principalmente zuavos ) mejoraron las cosas. Después de registrar numerosísimas bajas, Dannenberg ordenó la retirada.
La clara superioridad de los rusos, favorecida por la ventaja de la sorpresa, no les otorgó la victoria. Los fallos de coordinación entre los mandos rusos y el avance de las tropas inglesas ( que limitaron al enemigo a un estrecho frente y un terreno difícil en el que no pudo desplegar todos sus recursos ) permitieron mantener la línea hasta la llegada de los franceses.
Inkerman, una batalla totalmente defensiva y de reacción desde el punto de vista de los aliados, podría calificarse como una "batalla de soldados" y un enfrentamiento muy sangriento. " Debemos nuestra existencia como ejército al valor de cada uno de los los soldados", afirmó un oficial.
Las consecuencias de la batalla resultaron negativas para ambos bandos.
Los británicos sufrieron un gran revés, al contar casi 3000 bajas. El asalto planificado sobre Sebastopol pasó a ser imposible y el asedio tuvo que prolongarse durante todo el invierno. Una gran tormenta que destruyó los barcos de aprovisionamiento ingleses en Balaklava el 14 de noviembre agravó las privaciones y las pérdidas durante todo el invierno de 1854-55. Los refuerzos fueron llegando poco a poco a Crimea hasta que los aliados lograron ser superiores desde el punto de vista militar.
Las repercusiones en el bando ruso fueron mayores. Sufrieron 12000 bajas y fue imposible romper el cerco sobre Sebastopol, que cayó en septiembre de 1855, finalizando la guerra con la victoria anglofrancesa. El tratado de París de 1856 desmilitarizó el mar Negro y detuvo la expansión rusa a costa de Turquía durante 20 años. La pérdida del aura de invencibilidad por parte de Rusia, mantenida desde 1815, tendría profundas consecuencias nacionales e internacionales. En cambio, la posición internacional de la Gran Bretaña de Palmerston quedó confirmada y la de la Francia del emperador Luis Napoleón, afianzada.
Soldados del 3r Batallón de la Guardia de Granaderos tras la batalla.
General Penefather