La noche del 5 al 6 de marzo de 1938, los tres cruceros nacionales, Canarias, Cervera y Baleares, escoltaban a dos mercantes, la operación parecía rutinaria (el almirante Moreno jefe habitual cedió el mando al almirante Vierna) y hubo exceso de confianza. El almirante republicano Ubieta había preparado un ataque de lanchas torpederas contra los cruceros en Palma de Mallorca con el apoyo lejano de la escuadra republicana. La operación de las lanchas se suspendió por el mal tiempo, pero Ubieta decidió mantenerse en el mar. Así las dos escuadras avanzaban en la oscuridad sin saber una de la otra hacia cabo de Palos.
A las 00.36 casi a la vez los cruceros Libertad y Méndez Núñez y cinco destructores avistaron a los tres cruceros nacionales a 2000 metros, solo uno de los destructores pudo disparar torpedos antes de perder contacto.
Artillería del "Canarias", gemelo del "Baleares"
Las dos escuadras hicieron varios cambios de rumbo de forma que a las 02.00 el Baleares descubrió de nuevo a la escuadra republicana y abrió fuego a unos 2000 metros, pero el almirante Vierna cometió el error de disparar proyectiles iluminantes alrededor del horizonte, e hizo señales luminosas, con lo que descubrió claramente a sus buques. Esta vez los republicanos tuvieron tiempo de responder, el Libertad alcanzó al Baleares y casi de forma simultánea también por dos torpedos (lanzados por el destructor Lepanto probablemente) que volaron el pañol de municiones de proa y el puente, el buque se detuvo, escorando rápidamente y con varios incendios a bordo. El Canarias, que le seguía, esquivó los restos, y guió al Cervera fuera de la acción. Por su parte los republicanos abandonaron también el combate.
El Canarias y el Cervera pusieron a salvo al convoy, y luego volvieron a recoger a los supervivientes. Para entonces y después de tres horas el navío se había hundido y los supervivientes habían sido salvados por destructores de la Royal Navy. El buque se llevó al fondo a 700 de sus tripulantes.
El fin del Baleares prefigura el de los cruceros americanos y australianos cuatro años después frente a Guadalcanal. Los cruceros pesados de mucha eslora y protección antisubmarina insuficiente, corrían un riesgo enorme frente a los destructores armados con torpedos en combate nocturno. El mando nacional, sin embargo, se vio obligado a emplear los cruceros en solitario ante las pobres características de los destructores comprados en Italia.
Crucero Libertad.