miércoles, 17 de septiembre de 2008

Batalla de Poltava. 27 de junio de 1709. El triunfo de Pedro el Grande.


En 1708 el rey Sueco Carlos XII invadió Rusia en el marco de la Gran Guerra del Norte ( 1700-1721 ). En julio derrotó a un gran ejército ruso en Holovzin que estaba tratando de bloquear la ruta hacia Smolenko y Moscú. Pese a la derrota rusa, éstos habían combatido mucho mejor que en Narva, además su estrategia de tierra quemada puso en aprietos al ejército sueco. Los problemas de suministros, la crudeza del invierno de 1708-1709 y las esperanzas puestas en la sublevación del hetman de Ucrania hicieron que los ejércitos de Carlos se dirigieran hacia el sur de Rusia.


A comienzos de 1709 el rey sueco consiguió el apoyo de los cosacos zaporozianos, sin embargo los cosacos del Don, los tártaros y los otomanos se negaron a prestarle ayuda. La dura campaña sueca de 1708-1709 finalizó en Poltava.

Carlos XII, confiando que podría recuperar la iniciativa perdida tras el desastroso invierno a través de una victoria definitiva, atacó al ejército ruso que se hallaba atrincherado detrás de una serie de reductos en Poltava el 27 de junio. Sin embargo, esta batalla, no iba a ser una nueva Narva.


Los suecos no utilizaron su artillería para tratar de debilitar la posición de los rusos, probablemente porque Carlos XII prefería recurrir a un rápido ataque de la infantería en lugar del desgaste producido por la potencia de fuego, Por el contrario, el zar Pedro el Grande, que se encontraba al mando de las fuerzas rusas, puso gran empeño en su artillería y había desarrollado una formidable industria de municiones. Mientras que en Poltava los suecos sólo contaban con 4 cañones, los rusos tenían 102, 21 de los cuales eran piezas de gran calibre, y estaban dotados de abundante munición.


Faltos de suministros, los suecos decidieron a la poderosa posición formada por los rusos. Lograron penetrar los reductos de Pedro el Grande a un alto coste, pero en el combate final las tropas rusas avanzaron desde su campo conservando intactas sus fuerzas y su superioridad numérica y artillera resultó ser decisiva.

Sus 102 cañones realizaron 1471 disparos y Carlos XII perdió 10000 hombres. Los muertos rusos ascendieron a 1356 mientras que los soldados suecos fallecidos ascendieron a 6900, más 2800 prisioneros y 1500 heridos; unas cifras totales muy elevadas teniendo en cuenta que el ejército sueco contaban con 19700 soldados.


La derrota se convirtió en un desastre cuando la mayor parte del ejército que huía se rindió a los perseguidores rusos tres días después.

Tras la destrucción del ejército sueco, el dominio del Báltico oriental por parte de Suecia se vino abajo; Augusto de Polonia recuperó su reino y Federico IV de Dinamarca invadió Suecia

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