domingo, 28 de septiembre de 2008

Vouillé, 507 . El fin del reino visigodo de Toulouse.


Apenas hay testimonios contemporáneos de este combate y no se conoce la fecha exacta, aunque se supone que fue en verano, que fue una batalla corta y que en ella murió el rey Alarico.

Clodoveo, rey de los francos, había obtenido a principios del siglo VI grandes victorias: sobre los romanos en Soissons en 486 y sobre los alamanes en Tolbiac hacia 496. Únicamente le restaba enfrentarse a los visigodos, y contaba con el apoyo de la Iglesia.

La victoria de Soissons lograda contra el último defensor de la autoridad romana, el general galorromano Siagrio, seguida del rechazo de los alamanes en la orilla derecha del Rin, en Tolbiac, reforzaron las ambiciones de conquista de los francos. Clodoveo, de que San Remigio le bautizara en la navidad de 499 y con el apoyo del papa, estaba listo para enfrentarse a Alarico II, rey visigodo que ocupaba el sur de la antigua Galia romana: Aquitania, Auvernia y el Languedoc.


La campaña contra los visigodos adquirió las características de una especie de cruzada. Clodoveo consiguió la alianza con Segismundo, hijo de Gundebaldo, rey de los burgundios y con Clodoberto, heredero del reino de los francos ripuarios ( francos del Rin ). El líder franco quería sorprender al ejército visigodo, que se dirigía hacia el norte, con un brutal ataque.

Preocupado por una acuciante necesidad de dinero, Clodoveo contaba con apoderarse del tesoro de los reyes visigodos guardado en Toulouse antes de que éstos lo llevasen a un lugar seguro. Segismundo llegó por el sudeste y se presentó en el Lemosín. La unión con el ejército franco se produjo al oeste de Poitiers, en la llanura de Vouillé. Alarico ya se encontraba allí y había establecido su campamento. El rey franco instaló el suyo en las proximidades sin ocultar su intención de pelear.

A Clodoveo le acompañaba su hijo Teodorico, mientras que a Alarico le acompañaba su hijo Amalarico de sólo cinco años de edad.



El choque entre ambos ejércitos fue brutal. En el centro los dos jefes "se buscaban" para enfrentarse en combate singular. Parece ser que finalmente lucharon entre ellos y que Clodoveo mató a su enemigo de un golpe de francisca ( hacha de combate ) en el cráneo. Los francos, que consideraron este hecho como un "juicio de Dios", redoblaron sus ataques contra el enemigo, que acabó dispersandose. Únicamente los arvernos, fieles a su fama, resistieron como habían hecho contra los romanos.

Los soldados visigodos en retirada suponían un grave riesgo para Clodoveo y a punto estuvo de perder la vida. Eufórico por la victoria ante Alarico, se metió en la refriega; al encontrarse de repente aislado, en seguida se convirtió en el blanco de dos jinetes visigodos deseosos de vengar la muerte de su jefe. El guerrero franco era de los pocos que llevaba coraza, y ésta resistió bien los ataques del adversario mientras el rey repartía golpes certeros con su francisca hasta que llegaron los suyos.

A diferencia de lo acostumbrado, los francos habían utilizado la caballería. Este hecho tendría sus consecuencias, todavía más evidentes después de la victoria en el campo de batalla, cuando se lanzaron en persecución de sus adversarios hasta Carcasona. Por el camino cayeron en sus manos ciudades como Burdeos y Toulouse. Teodorico se apoderó de Auvernia y los burgundios del Languedoc.

Los visigodos consiguieron a duras penas conservar el norte de la Península Ibérica y de Provenza. Tras la victoria, el emperador bizantino Anastasio designó a Clodoveo cónsul honorario y de esta manera lo reconoció como el sucesor de Roma en la Galia.


Francisca

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, Para Bellum:

He comenzado este año la carrera de Historia, y en la materia de Historia Medieval, me llamó la atención la para mí desconocida batalla de Vouillé, pero más me sorprendió el mínimo énfasis que a tal hecho se presta, para significar al desplazamiento de un pueblo tan reelevante como el visigodo.
Así pues, he consultado en internet, y las pesquisas me han llevado hasta este blog, donde, tan satisfecho he quedado con la entrada dedicada a este tema en cuestión, que estoy seguro recurriré aquí en más ocasiones en tema de materia bélica.

Gracias por esta estupenda ventana a la historia.

Un saludo.